Hoy en día hay “Gurús” para todo: de economía, política, y de un largo etcétera. Por ello nuestro Sublime Hermano Mayor dice “necesitamos dignificar el término Gurú” (El V.S.A. José M. Estrada acostumbraba anteponerlo a su nombre en sus autógrafos)
Nuestra Orden se construye siguiendo un esquema de sabiduría, con material humano, formando una estructura muy bien equilibrada, con columnas aplomadas por un linaje bien perfilado, planos nivelados en sus Colegios de Grado y su sólida riostra(1) inter colegiada; todo ello con su centro de gravedad en el GURÚ.
El grado de Gurú no está conformado por personas que han llegado a él por azares del destino, influencias de ningún tipo o imposiciones autocráticas de nadie; como tampoco por designio de fuerzas invisibles o resultado de iluminaciones espontáneas de un individuo, por más sublimes que estas parezcan.
La vida de un Gurú en la Orden es un libro abierto, está precedida de hechos humanos ampliamente conocidos, con un historial de servicio impersonal efectivo, aunado al linaje y discipulado transparente y sincero con un Maestro viviente.
Para el grado de Gurú, en la Orden, se requiere ser propuesto por un grado superior y avalado por los demás grados, quienes no solo dan su aval, sino que se comprometen a asistirlo en su labor, si su grado es confirmado por el Maestro responsable de este seguimiento. Esta confirmación es indispensable para garantizar el cumplimiento de la tradición y continuidad en el grado.
Pero lo anterior no es suficiente, pues aunque la responsabilidad y consciencia personal es ingrediente básico en el grado de Gurú, se trabaja colegiadamente y este es uno de los mayores ejemplos que recibimos del GURÚ.
El Gurú requiere mantener el enlace con el LINAJE a través de su conexión con los grados superiores y con su asistente de primer orden, el GELONG y la continuidad hasta el GETULS, quien representa el servicio del MAESTRO para la humanidad. Es toda una línea humana de servicio impersonal y entrega, o lo que el VSA José Marcelli llamaba: Tradición Iniciática Real, Solar y Viviente.
El Gurú es punto de inflexión(2) para una persona, del medio circular en que se encuentra, hacia un plano de trascendencia para sí mismo y su entorno social.
Para lograr todas estas condiciones, que se me antoja en calificar de “asepsia espiritual”, se requiere que el candidato a Gurú haya logrado desprenderse de muchos atavismos físicos, emocionales y mentales, los cuales pone a prueba en su primera etapa de grado y de alguna forma continuará superando cada día de su vida, sin que termine nunca, en un esfuerzo perenne por alcanzar el recto actuar y virtuoso vivir.
Solo así, la Orden puede confiar en la persona que acepta libremente servir desde un grado al servicio de todos y todos podrán con plena confianza ponerse a su servicio. “Unus pro omnibus, omnes pro uno” (Uno para todos, todos para uno).
De aquí la importancia de tener un guía calificado para:
1) el avance individual (relación Maestro-Discípulo).
2) la comprensión de la Unidad en la Diversidad (Gurú de Cámara)
3) práctica apropiada de disciplinas (Gurú de Colegios de Yoga, Artes Marciales, Cosmobiología, Cábala, Nutrición, etc.)
4) organizar una vida superior (Gurú de Ashram)
La Tradición Iniciática ha confiado al Gurú estos aspectos, como fruto de las experiencias registradas a través de los siglos, pues conoce los estragos causados por personas que sin haber logrado este perfil, creen poseerlo por su instrucción académica, cercanía con Iniciados Reales o recorrido similar, sin mayor realización.
Sea la oportunidad de refirmar el reconocimiento al grado de GURÚ, representado actualmente por nuestros Honorables Javier Ferrara y Carlos M. García, discípulos probos del V.S.A. José Marcelli, quienes siguen fielmente la línea que señalara nuestro Maestro y los Maestros de Él, manteniendo esa continuidad, sin reparos personales.
A nuestros “Trabajadores Universales” de ayer, hoy y siempre.
PAX
Houston, TX. Mayo del 2012
Nuestra Orden se construye siguiendo un esquema de sabiduría, con material humano, formando una estructura muy bien equilibrada, con columnas aplomadas por un linaje bien perfilado, planos nivelados en sus Colegios de Grado y su sólida riostra(1) inter colegiada; todo ello con su centro de gravedad en el GURÚ.
El grado de Gurú no está conformado por personas que han llegado a él por azares del destino, influencias de ningún tipo o imposiciones autocráticas de nadie; como tampoco por designio de fuerzas invisibles o resultado de iluminaciones espontáneas de un individuo, por más sublimes que estas parezcan.
La vida de un Gurú en la Orden es un libro abierto, está precedida de hechos humanos ampliamente conocidos, con un historial de servicio impersonal efectivo, aunado al linaje y discipulado transparente y sincero con un Maestro viviente.
Para el grado de Gurú, en la Orden, se requiere ser propuesto por un grado superior y avalado por los demás grados, quienes no solo dan su aval, sino que se comprometen a asistirlo en su labor, si su grado es confirmado por el Maestro responsable de este seguimiento. Esta confirmación es indispensable para garantizar el cumplimiento de la tradición y continuidad en el grado.
Pero lo anterior no es suficiente, pues aunque la responsabilidad y consciencia personal es ingrediente básico en el grado de Gurú, se trabaja colegiadamente y este es uno de los mayores ejemplos que recibimos del GURÚ.
El Gurú requiere mantener el enlace con el LINAJE a través de su conexión con los grados superiores y con su asistente de primer orden, el GELONG y la continuidad hasta el GETULS, quien representa el servicio del MAESTRO para la humanidad. Es toda una línea humana de servicio impersonal y entrega, o lo que el VSA José Marcelli llamaba: Tradición Iniciática Real, Solar y Viviente.
El Gurú es punto de inflexión(2) para una persona, del medio circular en que se encuentra, hacia un plano de trascendencia para sí mismo y su entorno social.
Para lograr todas estas condiciones, que se me antoja en calificar de “asepsia espiritual”, se requiere que el candidato a Gurú haya logrado desprenderse de muchos atavismos físicos, emocionales y mentales, los cuales pone a prueba en su primera etapa de grado y de alguna forma continuará superando cada día de su vida, sin que termine nunca, en un esfuerzo perenne por alcanzar el recto actuar y virtuoso vivir.
Solo así, la Orden puede confiar en la persona que acepta libremente servir desde un grado al servicio de todos y todos podrán con plena confianza ponerse a su servicio. “Unus pro omnibus, omnes pro uno” (Uno para todos, todos para uno).
De aquí la importancia de tener un guía calificado para:
1) el avance individual (relación Maestro-Discípulo).
2) la comprensión de la Unidad en la Diversidad (Gurú de Cámara)
3) práctica apropiada de disciplinas (Gurú de Colegios de Yoga, Artes Marciales, Cosmobiología, Cábala, Nutrición, etc.)
4) organizar una vida superior (Gurú de Ashram)
La Tradición Iniciática ha confiado al Gurú estos aspectos, como fruto de las experiencias registradas a través de los siglos, pues conoce los estragos causados por personas que sin haber logrado este perfil, creen poseerlo por su instrucción académica, cercanía con Iniciados Reales o recorrido similar, sin mayor realización.
Sea la oportunidad de refirmar el reconocimiento al grado de GURÚ, representado actualmente por nuestros Honorables Javier Ferrara y Carlos M. García, discípulos probos del V.S.A. José Marcelli, quienes siguen fielmente la línea que señalara nuestro Maestro y los Maestros de Él, manteniendo esa continuidad, sin reparos personales.
A nuestros “Trabajadores Universales” de ayer, hoy y siempre.
PAX
Houston, TX. Mayo del 2012
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